Regresé a Caracas hace apenas unos días, luego de una larga estadía en Colombia, donde trabajé y viví, fui feliz, hice grandes amigos, y donde considero sigo viviendo. Este regreso es con la finalidad de crecer profesionalmente y realizar una nueva aventura, de la que les hablaré en su momento. Ahora bien, Caracas, había olvidado lo verdecito de este Avila, un Avila que veo cada mañana y que abraza a la ciudad de punta a punta. Había olvidado que aquí el cielo, así lluevan mares, siempre es azulito, y que el clima siempre es perfecto para llevar bermudas o camisa... Había olvidado las opciones gastronómicas y descubrí nuevos sitios, uno de nombre Veranda, con comida deliciosa y una decoración impecable. Me reencontré con amigos, y sobretodo con mi profesión.
Este paso de algunos meses por mi ciudad, me recarga de una energía inmensa, allá se que me esperas Bogotá, estoy agradecido con lo que me has dado, las oportunidades, los amores en el corazón, los pensares en la mente. Ahora estoy a unos 790mts sobre el nivel del mar, no a los 2700mts a los que estaba acostumbrado, pero no por eso me siento más lejos del cielo, y allá no separado del piso...
La ciudad que pensé encontraría hecha un gran desastre, me recibe tranquila, bonita, como siempre la recordé, llena de obras de teatro, de gente simpática, de excelentes profesionales, mía.