Padre ejemplar y extraordinario profesional, un ser justo, que hizo honor en vida a su nombre, Evelio Justo, hoy descansa y se alza en vuelvo al cielo con sus propias alas, cielo que surcó en miles de oportunidades comandando pájaros de acero, llevando y trayendo gente a encontrarse o a despedirse. Familiares, amigos, conocidos y compañeros te acompañamos en tu despedida, sabiendo que en el cielo te encuentras tranquilo, que desde arriba nos cuidas y como más de una vez hiciste, nos aconsejas. No hay tristeza, ni culpa, ni resentimientos porque pudimos vivir todos los procesos, hablar, aprender y crecer contigo, ahora dejas una huella imborrable, imperecedera, auténtica y llena de raíces que nos unen y conectan. Aquí seguimos juntos, como siempre, tratando de hacer las cosas como nos enseñaste, como son, justas y correctas. Con profundo amor me despido y te dejo saber que estamos bien, que te amamos, que te recordaremos siempre y sobretodo que te agradecemos lo que hiciste